15.2.10

Entre fogones


Como son las dos de la tarde, hora muy española para comer, y yo tengo más hambre que -adivinadlo los que me conocéis- muy bien! efectivamente. Tengo más hambre que el perro del afilador en su archiconocida variante del perro del ciego, que últimamente con los cupones y cuponazos los Labradores andan bien gordos.


Decía que hoy la cosa va de comidas, y es que acabo de volver de Barcelona de viaje con mi Pato favorito. Hemos ido a conocer la ciudad Condal y a visitar a mis amigos. Como llovía bastante, de Barna algo vimos, pero fue bien poco, lo que sí hicimos fue comer. Comer como si no hubiera un mañana.


Después de haber practicado durante días (mentira en realidad fueron horas) la anorexia, mi hermana y yo decidimos que ya era hora de abandonar semejante afrenta al cuerpo serrano de las Glez. y comer como Dios o mi amigo Tony en este caso, mandan.

Mi amigo Tony es...¿cómo comenzar? ¿Veis ese pastel delicioso que tengo colgado a la dcha del blog? Ese es Tony. Bueno, Tony los hace, los mortales los comemos. ¿Qué tienen de particular y de divino estos deliciosos postres? Que ningún animal ha tenido que morir, o a ninguno hemos de putear para
poder disfrutar de ellos. Lo bueno si inocente, dos veces bueno, no?

Conocimos dos sitios bien chulos el primero un japonés que no me acuerdo del nombre y Tony me dirá cuando me conteste a las numerosas misivas privadas que le he enviado. Comimos una ensalada, makis de pepino, una especie de "filetes rusos" de patatas fritos muy ricos dentro del grupo de los Agenomos que es todo aquello que se fríe, una tempura de verduras, también dentro de este grupo y algo parecido al Gyoza que es como si fuera un ravioli en nuestro caso relleno de verduras. Todo esto regado de salsas de soja y buen wasabi. Mi adoración por la comida veg japonesa llega hasta límites insospechados, tanto que si no la como con palillos no la como (hete aquí un ejemplo de pretenciosidad y practicidad)
De lo mejor de este pequeño sitio en el centro de Barcelona, además de la compañía y la comida fue el precio. Comimos todos muy bien por menos de diez euros por cabeza.
En el cumple de mi hermana he de decir que me lucí haciendo unos makis vegetarianos de pepino, plátano y aguacate que al final yo sola me comí, pero juro que estaban buenísimos.
Os dejo aquí un artículo interesante de la cocina vegetariana en Japón o Shojin Ryori

El otro sitio donde nos llevo Tony sucumbiendo a su vanidad que alimentábamos diciéndole las ganas que teníamos de probar su repostería, fue a un pequeño local vegano donde Tony y yo comimos hamburguesa y mi hermana y mi amiga Aina se pidieron un plato combinado. Satisfechos nuestros estómagos nos quedaba aún por probar "La bomba de chocolate" de Tony, sentados en un café y alucinando literalmente con lo bueno que estaba.
Lo que Tony crea, no es normal. La pasión con la que habla de cocina, tampoco. La ilusión que a todos se nos contagia cuando te explica que Lujuria Vegana no es sólo una empresa sino un proyecto de vida es simplemente inevitable.
Trabaja de Chef y tiene su propio proyecto que aún sin ver la luz "oficialmente" ya tiene hasta fans en Facebook y estoy segura que por toda España. Le dedican cuatro páginas enteras para que las llene con lo que quiera en la revista de Cocina vegetariana y actualmente está escribiendo un libro de cocina junto con otros Chefs de renombre que no mencionaré que la publi gratis sólo se la hago a él



Se me está haciendo la boca agua solo de recordar así que voy a abreviar para darme de cabezazos contra la pared porque aquí en Madrid, aún no tenemos los pasteles de Lujuria Vegana. Cuando me haga un tiburón de las finanzas y pueda costearle a Tony un Bulli Vegano en medio de La latina entonces os invitaré a todos- los tres que me leéis- a uno de estos "pastelacos"

















Mejor que la genialidad que desprende cuando está "con las manos en la masa" (confirmado por las féminas más ardientes de Barcelona) es sin duda su calidad humana.
Tony, por todo, moltes grácies!


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