30.9.11

A dream hoarder II

No quería escribir y mucho menos con todo lo que tengo que hacer hoy. No es la alegría de que hayamos encontrado a nuestra gitanita Julieta anoche y ya esté en casa sana y salva. No es que esta noche tengamos el concierto del Hogar de Luci y por fin tengamos un momento de diversión gracias a los grupos de Heavy que se han ofrecido a tocar gratis para nuestra pequeña familia. Todo eso se suma a mi alegría, pero no es la razón. 

Lo que me lleva a escribir este post deprisa y corriendo es que tras la incertidumbre de licenciarme y con las prisas que mete una familia preocupada porque sea una "mujer de provecho" - término que discutiré otro día junto con las visicitudes del engranaje capitalista- me he encontrado una vez más en mi vida, perdida como Paquirrín en Biblioteca. Centrándome en intentar saber dónde quiero dar el siguiente paso ya que el mundo se empeña en confundirme y en apartarme con estúpideces del camino que una vez tracé pero que muchas veces olvido. 

Anoche, en nuestra mesa informativa en Ópera además de conocer a mucha gente simpática que nos ayudó a promocionar el concierto, de repente se acercó una niña grande a tocar a mi perra. La Isis se asustó al principio un poco pero enseguida confió y se sentó a dejarse acariciar. La chica tenía síndrome de Down,  me hablaba deprisa y en ruso, y su padre adoptivo me iba traduciendo torpemente al inglés. Yo no podía dejar de mi mirarla ni ella de mirarnos. Era tan grande el entusiasmo, tan linda su forma de mirar a la Isis, tan tierna la forma de su padre de calmarla tocándole la cara y el brazo que yo me quedé anclada ahí, perdida en una conversación en ruso de la que sólo entendía la mitad. 

Ella preguntaba y repetía el nombre de mi perra, quería saber cuantos años tenía, cuantos años llevábamos juntas, si estaba bien... su padre me contó que vivían como en una granja con muchos animales y de repente ella se puso a decir el nombre de todos los animales que tenían tan rápido como las palabras le permitían no atropellársele en la boca. 

Me vino como agua de Mayo la experiencia ya que la visita de la asociación La Luna,  quienes  trabajan con discapacitados, al Hogar de Luci no la pude hacer ya que estaba de exámenes. Os dejo las fotos y espero que tengáis un buen día. 






1 comentario:

malabarista infernal dijo...

que lindo Paula,... que lindo...