28.6.12

Historias de nadie



A veces sucede que por mucho que lo intentes y estires tus cuerdas vocales no salen las palabras. Piensas en cómo empezar a contar, a escribir. Por ejemplo con una frase hecha: "Cuando veas a un esclavo dormir, no lo despiertes. Podría estar soñando con la libertad". Pero sigo sin saber cómo empezar.

Es jodido tener que ponerle voz a aquellos que no la tienen. A veces, no es suficiente, a veces no es perfecto. A veces ni se parece al calvario que padecen.

¿Cuantos cursos sobre comunicación hacen falta? 
¿Cuantas carreras y conferencias y charlas? 
¿Cuantas palabras?

Luego está la también archiconocida frase de "Quien no entiende una mirada tampoco entenderá una larga explicación" ¿Cómo explicarle colgada del teléfono al Seprona que esto es ese maltrato sutil que está tan socialmente aceptado? ¿Que no es necesario que haya sangre para que habite el sufrimiento?

No es que la cuerda apriete cada poro de la dignidad que deberías poseer simplemente por el hecho de ser y sentir. No es que los calambres y el estrés hicieran encoger tus patas. O que me llegaran a los oídos las distintas historias de humillación a las que te han sometido estos días de "festival"

Es que cuando me miraste y comiste de mi mano se me cayeron las razones y dejé de entender, una vez más, el mundo. Y al caminar, a tu lado, dejando atrás todos esos años de otros muchos nombres perdidos, pensé en la dominante relación que se ha creado entre nuestras especies, esa barrera que es tan fácil de saltar si se aprende cómo.

Desaprende. 

Empatiza. 

Respeta. 

Ama.

Desobecede.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sol, leerte cada nuevo día es un placer, como siempre. Este me ha llegado especialmente, me encanta! 1 besazo enormemente infinito ;) Berta