4.2.11

IRPF

IRPF: IRreverentes Pero Felices

Cuando nos hacemos mayores no sólo pasamos del “cola-cao” al café, del “tula” al “deja que ésta, invito yo” De jugar a las cocinitas a quemarnos haciendo la lista de la compra… Además hay que rellenar todos los años una ficha llamada “Liquidación del IRPF” donde básicamente sabremos si tenemos que pagar a Hacienda lo que nos falte o si nos sale a devolver porque hemos pagado de más en nuestras responsabilidades tributarias.

Cuando, en el penúltimo paso, hemos calculado la cuota diferencial, deberemos deducir los importes por maternidad y adopción. Pero, ¿quiénes de vosotros os consideráis padres/madres? Cada día, muchos de nosotros nos sumamos al carro de “los padres adoptivos de especies no humanas” gastándonos cantidades cada vez mayores en nuestros “hijos” sin que el sr. Inspector de Hacienda comprenda que como ciudadanos y contribuyentes asiduos –no sin reparos- , debamos descontarnos al menos ese paso y ahorrárnos unos míseros euros.

Y en este punto, la divergencia de opiniones: “Es que tú te gastas mucho en mariconadas para tu perro” Igual comprarle juguetes a ti te parece una “mariconada” pero contribuye a su desarrollo intelectual y a acondicionar eso que llaman “enriquecimiento ambiental” y que es determinante de la felicidad de nuestros bichos.

“ Es que nadie te obliga a adoptar a tu gato” Ni a ti a tener a tu hijo. Aquí estamos en las mismas. De hecho, mirado desde el punto de vista menos antropológico y más científico, ¿quién contribuye más a la degradación del medioambiente y el consumo masivo? ¿Yo que adopto a alguien ya nacido? ¿o tú que decides traer otra boca más que alimentar al mundo? (aprovecho aquí un breve receso para agradecer a todas las madres de todos los voluntarios del mundo el haberlos traído, por aquello de que lo cortés no quita lo valiente).

De todas maneras por mucho que quieran opinar sobre cómo llevamos nuestras vidas y la de nuestros animales, la verdad es que aliviamos costes a los ayuntamientos con nuestras “obras de caridad” : el animal no humano que sale de la perrera y es la protectora quien se encarga de cubrir gastos. ¿La ironía? Los sueldos de los “perreros” (el primo-del-hijo-del-hermano-del-alcalde) salen de todos nuestros bolsillos y los de la protectora no.

El animal al que se RESCATA de la perrera porque tiene parvo, leucemia o moquillo y al que esa figura anónima (normalmente mujer) coge entre sus brazos como sólo el cariño materno permite, y se preocupa de horas de comida, de facturas veterinarias, de controlar cómo son los excrementos, de comprar la cama más cómoda y dar el abrazo más fuerte.

Los abrazos son gratis y en El Hogar de Luci nos sobran. Somos una fábrica de abrazos. Y de besos y de elogios y de risas. Pero desde luego no sabemos plantar dinero. Y mira que lo hemos intentado, pero nada oye, que no crece. Y el Víctor mea la planta de las habichuelas mágicas pero estas no aparecen. Y la Rita menea las alas poniéndose coqueta a ver si se casa con un marido millonario y nos quedamos con la jubilación anticipada. Y la Grace husmea con el hocico en el barro a ver si desentierra el cuerno de la cornucopia…pero nada.

Por mucha ilusión que tengamos siempre tendremos la barrera del dinero. Y el día que nos toque la lotería y éste ya no sea un problema tendremos otro aún mayor: los prejuicios. De la gente que sigue pensando que los animales=cosas y que responsabilidad=cero. Claro, con Hacienda si eludes, tirón de orejas y multa al canto; en cambio si eludes la vida y eliges el maltrato, la muerte o la indiferencia que Mamá Natura nos pille confesaos porque para eso ni inspectores, ni Ley ni… nada.

Sólo vosotros, sólo tú.

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