¡A reocupar los vacíos!
Mesas de ping pong, asientos de cajas de mader
a, flores y más flores, plantas y más plantas, canchas de baloncesto, petancas y huertos... así da gusto pasear por una ciudad y ver como dejan que uno se divierta jugando con los elementos urbanos.
Y es que una se levantó soñando que había papeleras y la gente las usaba, que aquel chico joven cedía su sitio en el autobús, que los museos no eran de nadie y los graffitis de todos, que había un río en cada ciudad donde chapotear los patos y que la Reina de Corazones dejaba a las rosas blancas que siguieran siendo blancas en su jardín real.
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